Francisco Ulloa:“La felicidad más grande es haber conocido a Jesús”

jueves, enero 29, 2015


 Francisco Ulloa ha sido reconocido con diferentes premios y galardones.

El acordeonista y cantautor Francisco Ulloa se le puede catalogar como un embajador de la música típica, pues tiene el mérito de haber paseado este género por distintos continentes, siendo el primero en llevarlo a Europa y Japón; y como él mismo dice, también tiene la gloria de haberle puesto corbata a nuestro ritmo vernáculo, pues fue el primero en llevarlo al Teatro Nacional. 

Con una prolífera carrera de 50 años, que inició siendo muy niño, Francisco Ulloa se caracteriza por ser una persona humilde, pero sobre todo solidaria, hecho que queda más que demostrado en los 18 años que lleva como voluntario en la Defensa Civil, entregándose en cuerpo y alma a colaborar cuando ocurre cualquier desastre natural, como fue el caso del terremoto de Haití, por solo citar uno, ya que es el primero en acudir a la entidad cuando hay aviso de tormenta o pasa algún evento inesperado.

Ulloa aprendió a tocar el acordeón siendo muy niño, con su padre Ramón Ventura, pero luego de eso tuvo grandes maestros, de la talla de Guandulito y Tatico Henríquez, quienes lo ayudaron bastante, pero “mi primer maestro fue Dios, porque yo le pedía a él que me ayudara y me ayudó: a los diez años ya yo me estaba ganando el moro”.

Ulloa, quien a principios de febrero celebra sus 50 años de carrera musical, planea conmemorarlo con una gira, la publicación de un libro y la presentación del DVD “Francisco Ulloa para la Historia”, un disco que recogerá su paso por distintos países a través de todos sus años de carrera. Para la gira, pide el patrocinio de empresas, o quizás de alguna dependencia estatal que quiera premiarlo con esto.

1. Comienza a trabajar
Un recuerdo inolvidable en mi niñez fue cuando tenía unos nueve años, cuando tuve que salir a trabajar. A esa edad comencé a halar el acordeón. Me trasladé por algunos campos, llegué a la casa de Miro Francisco, ahí me alquilaban un acordeoncito por cinco pesos. 

Fue un momento inolvidable porque tenía que trabajar duro para ganarme esos cinco pesos en esa época, para alquilarlo. Entre esos campos está La Lomota de Altamira, allí pasé momentos alegres donde mis amigos Tito y Fausto Bueno. Recuerdo que hacían algo muy hermoso: de una camisa de ellos me hacían una a mí. Eso marca a uno para toda la vida.

2. Vuelta a casa
A los diez años volví a mi campo, Guaranal, de Altamira, donde vivía con mis abuelos. Ahí comencé a tumbar palmas para ganarme un dinerito para comprar un acordeón, y allí sufrí una caída de una palma, pero algo muy maravilloso pasó, que creo fue por mano de Dios: aparecí ensangrentado pero no herido, solo con la cicatriz. Dios hizo una obra.

3. Dejar su familia
Otra cosa que me marcó fue cuando tuve que salir del lado de mis abuelos que me criaron, por algunos problemas familiares, y fui donde los padres que me engendraron, a Hatillo Palma. Ahí duré un promedio de un año trabajando. Mi hermano Andresito me ayudó a quemar un carbón para juntar dinero e irme a la Capital, ahí tenía casi doce años. Entre los dos quemamos el carbón y arranqué para la Capital; fue algo que me marcó por tener que dejar mi familia atrás, pero nunca olvido los malos y buenos ratos que pasé.

4. Encuentro con los grandes
Cuando llegué a la Capital sentí gran alegría, porque me recibió Guandulito, (Dionisio Mejía). Al recibirme Guandulito, me sentí contento, apoyado. Que un músico como él me acogiera en su casa es algo que no se olvida. Como a los dos días me llevó a Radio Guarachita, donde Radhamés Aracena me puso a tocar; y a él le gustó mi forma de hacerlo, me puso a grabar un par de temas. 

Pero ahí no pasó todo, como al año me contrató la casa disquera Fabiola. También sentí mucha alegría, grabé parte de los éxitos que me dieron a conocer, como “La mami”, “Canto de Hacha”, “El Tornillo”... Seguí, hasta conocer a Tatito Henríquez. Cuando lo conocí me sentí feliz y contento también, porque yo era y sigo siendo un admirador suyo. Ha sido mi ídolo siempre.

5. Dura realidad
Después me tocó trabajar duro en la Capital, en diferentes cosas para poder sobrevivir; porque hay tiempos buenos y malos para la música. Tuve que hacer trabajos fuera de la música, como plomería, ya yo tenía como 16 años. Luego, me contrató Bermúdez para hacer los recorridos que ellos hacían, ahí caí de nuevo en Radio Guarachita, en el programa Las Alegrías de Bermúdez. Ahí duré un año tocando.

6. Contratos con disqueras
Para mí ha sido un privilegio, creo que he sido uno de los pocos artistas que pueden contar en su historia haber sido contratado como por once casas disqueras, dándoles sus éxitos a todas. Al terminar el contrato con Bermúdez me contrata la casa disquera de Eladio Romero Santos para hacer dos long play, ahí pegué unos cuantos éxitos. 

Luego, me contrata Lépido Lantigua para hacer un disco de doce temas, ahí vino el clásico “Tanque de Guerra”, “El Alicate”. Terminado el compromiso con Lantigua me contrató Disco Mundo, ahí recibí una tremenda alegría y sorpresa. Para resumirte, he sido contratado por Karen Récords, Cubaney, José Luis Récords y luego hice un contrato con la BBC de Londrés, en los 90; con Karen Récords firmé en el 93, con Rincón Musical, de los Estados Unidos en el 2001. Otro momento que me ha marcado, fue juntarme con Juan Luis Guerra. 

Ha sido un orgullo para mí, después de recorrer el mundo juntarme con un hermano y hacer ese par de canciones juntos que fueron un éxito: “La Cosquillita” y “El Farolito”, que todavía suenan. Eso es algo de la historia que me ha marcado.

7. Voluntario
En mi voluntariado en la Defensa Civil me han marcado varios momentos. Lo que más me marcó fue cuando me enviaron a Haití, tras el terremoto. Al ver todo lo que pasó allí duré más de un mes con esa película en la cabeza, mirando todos esos muertos. Nosotros rescatamos algunas vidas, y eso fue algo muy importante. 

Siempre me ha gustado ayudar al pueblo, dar la mano. Porque Dios dice: Haz a los demás lo que tú quieres que hagan contigo, no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Y también Dios dice: “Vive una vez en la realidad y no mil veces en la fantasía”, y a mí me gusta dar la mano. Cuando la Defensa Civil me necesita, me tiene, y si hay algo me aparezco, digo: aquí estoy yo.

8. Encuentro con Jesús
La felicidad más grande de todas es haber conocido a Jesús. Mientras no lo conocía, no encontraba la tranquilidad, ni la felicidad, ni el amor, como lo tengo ahora. Conocí a Jesús, tengo a Dios en mi corazón y soy el hombre más feliz de la tierra, porque cuando tengo cualquier cosa hablo con Él y Él me da el aliento y la conformidad. 

Yo les exhorto a cualquiera de ustedes que no se olviden de Dios, que ha enviado a su hijo Jesús para que nos guíe, nos ayude y nosotros hagamos las cosas correctamente. He tenido varios encuentros, porque tú sabes que el músico siempre se olvida de algunas cositas, pero no es que me haya olvidado completamente de las cosas de Dios, sino quizás algunos descuidos por tocar una fiesta allí.., pero no es que he dejado de hacer mis conciertos y prédicas cristianas. 

Estoy preparando una producción carismática, para entonces preparar el “DVD Francisco Ulloa para la historia”, que vamos a hacer con todas las filmaciones de lo que he hecho en el mundo.

9. Luto
Me marcó la muerte de mis padres. Cuando mi papá y mi mamá murieron me dejaron un poco alejado del ambiente. Eso fue en los 80. Ahí sufrí una gran caída. Caí, y Jesucristo me levantó en el 1988; tuve un encuentro con el Señor y me sanó de mi enfermedad. Me dijo: regresa a la tierra, tú no vas a morir y sigue mi misión, a lo cual le he dado muy poco, y todavía sigue dándome salud y sanación, dándome alegría.

10. Vida familiar
Otro momento de gran felicidad fue cuando conocí a mi esposa, que la andaba buscando desde hacía tiempo y la encontré. Ya tenemos más de treinta años juntos, y fruto de esa unión la alegría de haber procreado mis dos hijos, más seis que criamos. Me sentí muy feliz cuando mi hijo Juan Francisco nació, porque yo esperaba un varoncito para que siguiera la música igual que yo. Ahora mismo él está trabajando su propio proyecto.

El primer visado a los Estados Unidos
“Recuerdo cuando me dieron la primera visa. Lloré mucho. Imagínate, un muchacho que viene del campo aspirando, nunca pensé en montarme en un avión. Recuerdo que lo que tenía eran 200 pesos ahorrados en la libreta, y el cónsul me decía que no era suficiente y que volviera otro día. 

Me le aparecí al otro día al consulado, y me dijo pero usted estuvo aquí ayer, y le dije sí, pero usted me dijo que volviera otro día; y me dijo no, que tenía que volver otro día. Y me le aparecí al día siguiente, y me dijo otra vez: okay, no calificas pero te vamos a dar 15 días, y cuando vengas de Nueva York, ven del aeropuerto para acá. 

Duré ocho días, y fui al consulado con un sombrero, y cuando el cónsul me vio, me dijo: yo te conozco, ¿fuiste a New York?, le dije sí y me gustó mucho. Le pasé el pasaporte y se quedó con él, y me dio tres meses más. Para mí todos los reconocimientos son importantes, cada premio y hasta una nominación es importante. 

Tengo dos Casandra y muchas nominaciones. Siempre he dicho que si me van a hacer algún homenaje que me lo hagan ahora en vida, no después que me muera. Todos los premios y homenajes que me han hecho son importantes. Todavía espero cualquier premio u homenaje que quieran hacerme, como por ejemplo, si la Presidencia quiere patrocinarme una serie de conciertos por todo el país para celebrar mis 50 años y retirarme”. 

Por el mundo. Tengo la alegría de que por primera vez el merengue llegara a los países europeos de la mano mía. Estamos hablando del año 1989”
Juan Luis Guerra. Ha sido un orgullo para mí hacer ese par de canciones juntos, que fueron un éxito: “La Cosquillita” y “El Farolito”.

Padre. Me sentí muy feliz cuando mi hijo Juan Francisco nació, porque yo esperaba un varoncito para que siguiera la música igual que yo”.
Cristiano. Tengo a Dios en mi corazón y soy el hombre más feliz de la tierra, porque cuando tengo cualquier cosa hablo con Él y Él me da el aliento.”

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