Pastor Ezequiel Molina sufre un desmayo en "La Batalla de la Fe"
viernes, enero 02, 2015
Justo en el momento en que el pastor Ezequiel Molina hablaba sobre los tentáculos del narcotráfico, el panorama de alabanzas cambió radicalmente. Molina, que por décadas ha protagonizado cada 1 de enero el mensaje del Ministerio de La Batalla de la Fe, sufrió un desmayo.
Con certeza podría decirse que nunca antes en el Estadio Olímpico se vivió un escenario igual. Alrededor de 60 mil personas de rodillas orando al unísono y por una sola causa. Mujeres y hombres llorando por lo mismo.
En este momento, más que las creencias se impuso el sentido humano. Un hombre con tanto carisma y tan enérgico para hablar de sus creencias, desvaneció. Al terminar el encuentro el pastor y comunicador Miguel Susana explicó que todo se debió a que al religioso le subió la azúcar. “Vieron que no lo sacamos del escenario de emergencia.
Él está bien, está estable, tiene sus signos normales y está hablando normal”, dijo el también comunicador. Ciertamente, Molina pudo terminar su sermón y antes de que la ambulancia de los servicios del 911 salieran, pasó al menos 30 minutos. Susana explicó que la tardanza se debió a que Molina quería llevar a feliz término el evento.
“Sabemos demasiado, pero da vergüenza que haya temas que no hemos sabido resolver. Hay una doble moral que está acabando con la sociedad. Tenemos el vicio de las drogas, donde no son todos los que están ni están todos lo que son.
Las drogas han llenado de muertes, de homicidios múltiples”, comentaba el pastor durante su mensaje de la Batalla de la Fe. En ese momento, bajó la cabeza hasta llevarla a sus manos y, como en señal de oración, no habló durante varios segundos. Ezequiel Molina hijo subió a la tarima y se mantuvo cerca.
Pareciera que profetizó lo que vendría instantes después. Molina volvió prácticamente a repetir sus palabras, para que llegara un segundo silencio al micrófono, porque frente a él, los “aleluya” y “gloria a Dios” replicaban. Su hijo lo sostuvo ante su inminente ausencia y de inmediato la asistencia se hizo presente frente a la tarima que alejó al protagonista del púlpito. Su hijo tomó el mando de todo y las oraciones resonaron con más fuerzas.
A Molina le dieron asistencia médica y le colocaron un suero antes de bajarlo de la tarima. Él estuvo consciente, al punto de poder decir, una vez sentado en la camilla y en medio de una multitud que lo rodeaba “estoy bien”. Las energías le sobraron para convencer a todos de su estabilidad y nuevamente subir al escenario y terminara su sermón.
“¿Qué han hecho las iglesias, además de orar?” En su entrega número 51, este mensaje del ministerio de La Batalla de la Fe fue crítico con los corruptos, al punto de llamarlos malditos. “Maldito el que reduzca el límite de su prójimo.
Estamos hablando de los explotadores, de los que abusan del poder porque el pueblo se equivocó, le dio votos, lo llevó a una posición y ahora esa posición que le da poder la utilizan para masacrar al pueblo. La Biblia dice que son malditos quienes le quita la tierra al pobre y el que impide que el pobre coma”, dijo.
En su discurso, también criticó a los creyentes que frente a esta problemática no hacen otra cosa que criticar: “Por muchas ocasiones hemos hablado de la corrupción y nos hemos quejado... Me pregunto ¿qué ha hecho la iglesia además de orar? Yo creo, y se lo digo a los pastores y líderes, que es tiempo de que preparemos talento.
Hombres y mujeres con temor de Dios y para llevarlos al Congreso, al Ayuntamiento para ver si algún día esto cambia”, subrayó. En este contexto, criticó que muchos legisladores lleven a feliz término leyes que no los representan.
“Entre la vida y la muerte” fue llamado este año el mensaje de la concentración evangélica, la más significativa que se celebra en el país por estos creyentes. El pastor Ezequiel Molina allí basó su discurso en tres aspectos que, desde su punto de vista, representan la muerte: la perversión sexual, el narcotráfico y la corrupción.
Durante su alocución también llamó malditos a los que comenten incesto y los sicarios. “Hay que ser una bestia, un demonio para recibir 15,000 pesos y darle ‘para abajo’ a un inocente”, dijo sobre los asesinos asalariados que, destacó, pagarán muy caro. Criticó a los matrimonios entre personas de un mismo sexo y la doble moral, porque hoy “todo depende del cristal con que usted lo mire”. También llamó la atención en cuanto a la sobrevaluación de elementos como la belleza, el dinero y el lujo.
Como “un grito de desesperación” calificó los problemas que hoy afectan a la sociedad. La recuperación de Molina Molina bajó de la tarima dos veces. Una de ellas fue para recibir asistencia médica y la segunda, para finalizar su sermón.
“El diablo no quiere que yo termine”, se justificó. Su alocución la concluyó de forma enérgica, como si poco habría pasado. Parte de la asistencia médica la recibió en la ambulancia del sistema 911 y, según informaron, sería trasladado a un centro médico para recibir un chequeo de rutina general. Su desmayo le dio un matiz distinto a la actividad. Los evangélicos manifestaban, entonces, el poder de Dios con más entusiasmo.
Miles acudieron a renovar su fe El ministerio La Batalla de la Fe, que preside Ezequiel Molina Rosario, se celebró, como de costumbre viene realizándose hace 51 años, en medio de cantos y alabanzas. A la actividad asistieron miles de evangélicos de todo el país y pastores de diferentes denominaciones. Molina Rosario fundamentó su mensaje para recibir el 2015 en Deuteronomio 30:19.
El estadio Olímpico estuvo lleno. Miles de creyentes con sombrillas en mano para aguantar el sol, se congregaron para manifestar su devoción y pedir por la paz en el país. Alrededor del estadio, los comerciantes se hicieron presentes. Comidas, bebidas, bultos y hasta panderetas se vendieron en las calles del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte. Chequeo Ezequiel Molina fue llevado a un centro médico, donde los doctores le revisaron sus signos vitales. Leyes Molina criticó que muchos legisladores lleven a feliz término leyes que no los representan.
Justo
en el momento en que el pastor Ezequiel Molina hablaba sobre los
tentáculos del narcotráfico, el panorama de alabanzas cambió
radicalmente. Molina, que por décadas ha protagonizado cada 1 de enero
el mensaje del Ministerio de La Batalla de la Fe, sufrió un desmayo. Con
certeza podría decirse que nunca antes en el Estadio Olímpico se vivió
un escenario igual.
Alrededor de 60 mil personas de rodillas orando al unísono y por una sola causa. Mujeres y hombres llorando por lo mismo. En este momento, más que las creencias se impuso el sentido humano. Un hombre con tanto carisma y tan enérgico para hablar de sus creencias, desvaneció.
Al terminar el encuentro el pastor y comunicador Miguel Susana explicó que todo se debió a que al religioso le subió la azúcar. “Vieron que no lo sacamos del escenario de emergencia. Él está bien, está estable, tiene sus signos normales y está hablando normal”, dijo el también comunicador. Ciertamente, Molina pudo terminar su sermón y antes de que la ambulancia de los servicios del 911 salieran, pasó al menos 30 minutos. Susana explicó que la tardanza se debió a que Molina quería llevar a feliz término el evento.
“Sabemos demasiado, pero da vergüenza que haya temas que no hemos sabido resolver. Hay una doble moral que está acabando con la sociedad. Tenemos el vicio de las drogas, donde no son todos los que están ni están todos lo que son. Las drogas han llenado de muertes, de homicidios múltiples”, comentaba el pastor durante su mensaje de la Batalla de la Fe. En ese momento, bajó la cabeza hasta llevarla a sus manos y, como en señal de oración, no habló durante varios segundos.
Ezequiel Molina hijo subió a la tarima y se mantuvo cerca. Pareciera que profetizó lo que vendría instantes después.
Molina volvió prácticamente a repetir sus palabras, para que llegara un segundo silencio al micrófono, porque frente a él, los “aleluya” y “gloria a Dios” replicaban. Su hijo lo sostuvo ante su inminente ausencia y de inmediato la asistencia se hizo presente frente a la tarima que alejó al protagonista del púlpito. Su hijo tomó el mando de todo y las oraciones resonaron con más fuerzas.
A Molina le dieron asistencia médica y le colocaron un suero antes de bajarlo de la tarima. Él estuvo consciente, al punto de poder decir, una vez sentado en la camilla y en medio de una multitud que lo rodeaba “estoy bien”. Las energías le sobraron para convencer a todos de su estabilidad y nuevamente subir al escenario y terminara su sermón.
“¿Qué han hecho las iglesias, además de orar?”
En su entrega número 51, este mensaje del ministerio de La Batalla de la Fe fue crítico con los corruptos, al punto de llamarlos malditos. “Maldito el que reduzca el límite de su prójimo. Estamos hablando de los explotadores, de los que abusan del poder porque el pueblo se equivocó, le dio votos, lo llevó a una posición y ahora esa posición que le da poder la utilizan para masacrar al pueblo. La Biblia dice que son malditos quienes le quita la tierra al pobre y el que impide que el pobre coma”, dijo.
En su discurso, también criticó a los creyentes que frente a esta problemática no hacen otra cosa que criticar: “Por muchas ocasiones hemos hablado de la corrupción y nos hemos quejado... Me pregunto ¿qué ha hecho la iglesia además de orar? Yo creo, y se lo digo a los pastores y líderes, que es tiempo de que preparemos talento. Hombres y mujeres con temor de Dios y para llevarlos al Congreso, al Ayuntamiento para ver si algún día esto cambia”, subrayó.
En este contexto, criticó que muchos legisladores lleven a feliz término leyes que no los representan.
“Entre la vida y la muerte” fue llamado este año el mensaje de la concentración evangélica, la más significativa que se celebra en el país por estos creyentes. El pastor Ezequiel Molina allí basó su discurso en tres aspectos que, desde su punto de vista, representan la muerte: la perversión sexual, el narcotráfico y la corrupción.
Durante su alocución también llamó malditos a los que comenten incesto y los sicarios. “Hay que ser una bestia, un demonio para recibir 15,000 pesos y darle ‘para abajo’ a un inocente”, dijo sobre los asesinos asalariados que, destacó, pagarán muy caro. Criticó a los matrimonios entre personas de un mismo sexo y la doble moral, porque hoy “todo depende del cristal con que usted lo mire”. También llamó la atención en cuanto a la sobrevaluación de elementos como la belleza, el dinero y el lujo. Como “un grito de desesperación” calificó los problemas que hoy afectan a la sociedad.
La recuperación de Molina
Molina bajó de la tarima dos veces. Una de ellas fue para recibir asistencia médica y la segunda, para finalizar su sermón. “El diablo no quiere que yo termine”, se justificó. Su alocución la concluyó de forma enérgica, como si poco habría pasado. Parte de la asistencia médica la recibió en la ambulancia del sistema 911 y, según informaron, sería trasladado a un centro médico para recibir un chequeo de rutina general. Su desmayo le dio un matiz distinto a la actividad. Los evangélicos manifestaban, entonces, el poder de Dios con más entusiasmo.
Miles acudieron a renovar su fe
El ministerio La Batalla de la Fe, que preside Ezequiel Molina Rosario, se celebró, como de costumbre viene realizándose hace 51 años, en medio de cantos y alabanzas. A la actividad asistieron miles de evangélicos de todo el país y pastores de diferentes denominaciones. Molina Rosario fundamentó su mensaje para recibir el 2015 en Deuteronomio 30:19.
El estadio Olímpico estuvo lleno. Miles de creyentes con sombrillas en mano para aguantar el sol, se congregaron para manifestar su devoción y pedir por la paz en el país. Alrededor del estadio, los comerciantes se hicieron presentes. Comidas, bebidas, bultos y hasta panderetas se vendieron en las calles del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Chequeo
Ezequiel Molina fue llevado a un centro médico, donde los doctores le revisaron sus signos vitales.
Leyes
Molina criticó que muchos legisladores lleven a feliz término leyes que no los representan.
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Alrededor de 60 mil personas de rodillas orando al unísono y por una sola causa. Mujeres y hombres llorando por lo mismo. En este momento, más que las creencias se impuso el sentido humano. Un hombre con tanto carisma y tan enérgico para hablar de sus creencias, desvaneció.
Al terminar el encuentro el pastor y comunicador Miguel Susana explicó que todo se debió a que al religioso le subió la azúcar. “Vieron que no lo sacamos del escenario de emergencia. Él está bien, está estable, tiene sus signos normales y está hablando normal”, dijo el también comunicador. Ciertamente, Molina pudo terminar su sermón y antes de que la ambulancia de los servicios del 911 salieran, pasó al menos 30 minutos. Susana explicó que la tardanza se debió a que Molina quería llevar a feliz término el evento.
“Sabemos demasiado, pero da vergüenza que haya temas que no hemos sabido resolver. Hay una doble moral que está acabando con la sociedad. Tenemos el vicio de las drogas, donde no son todos los que están ni están todos lo que son. Las drogas han llenado de muertes, de homicidios múltiples”, comentaba el pastor durante su mensaje de la Batalla de la Fe. En ese momento, bajó la cabeza hasta llevarla a sus manos y, como en señal de oración, no habló durante varios segundos.
Ezequiel Molina hijo subió a la tarima y se mantuvo cerca. Pareciera que profetizó lo que vendría instantes después.
Molina volvió prácticamente a repetir sus palabras, para que llegara un segundo silencio al micrófono, porque frente a él, los “aleluya” y “gloria a Dios” replicaban. Su hijo lo sostuvo ante su inminente ausencia y de inmediato la asistencia se hizo presente frente a la tarima que alejó al protagonista del púlpito. Su hijo tomó el mando de todo y las oraciones resonaron con más fuerzas.
A Molina le dieron asistencia médica y le colocaron un suero antes de bajarlo de la tarima. Él estuvo consciente, al punto de poder decir, una vez sentado en la camilla y en medio de una multitud que lo rodeaba “estoy bien”. Las energías le sobraron para convencer a todos de su estabilidad y nuevamente subir al escenario y terminara su sermón.
“¿Qué han hecho las iglesias, además de orar?”
En su entrega número 51, este mensaje del ministerio de La Batalla de la Fe fue crítico con los corruptos, al punto de llamarlos malditos. “Maldito el que reduzca el límite de su prójimo. Estamos hablando de los explotadores, de los que abusan del poder porque el pueblo se equivocó, le dio votos, lo llevó a una posición y ahora esa posición que le da poder la utilizan para masacrar al pueblo. La Biblia dice que son malditos quienes le quita la tierra al pobre y el que impide que el pobre coma”, dijo.
En su discurso, también criticó a los creyentes que frente a esta problemática no hacen otra cosa que criticar: “Por muchas ocasiones hemos hablado de la corrupción y nos hemos quejado... Me pregunto ¿qué ha hecho la iglesia además de orar? Yo creo, y se lo digo a los pastores y líderes, que es tiempo de que preparemos talento. Hombres y mujeres con temor de Dios y para llevarlos al Congreso, al Ayuntamiento para ver si algún día esto cambia”, subrayó.
En este contexto, criticó que muchos legisladores lleven a feliz término leyes que no los representan.
“Entre la vida y la muerte” fue llamado este año el mensaje de la concentración evangélica, la más significativa que se celebra en el país por estos creyentes. El pastor Ezequiel Molina allí basó su discurso en tres aspectos que, desde su punto de vista, representan la muerte: la perversión sexual, el narcotráfico y la corrupción.
Durante su alocución también llamó malditos a los que comenten incesto y los sicarios. “Hay que ser una bestia, un demonio para recibir 15,000 pesos y darle ‘para abajo’ a un inocente”, dijo sobre los asesinos asalariados que, destacó, pagarán muy caro. Criticó a los matrimonios entre personas de un mismo sexo y la doble moral, porque hoy “todo depende del cristal con que usted lo mire”. También llamó la atención en cuanto a la sobrevaluación de elementos como la belleza, el dinero y el lujo. Como “un grito de desesperación” calificó los problemas que hoy afectan a la sociedad.
La recuperación de Molina
Molina bajó de la tarima dos veces. Una de ellas fue para recibir asistencia médica y la segunda, para finalizar su sermón. “El diablo no quiere que yo termine”, se justificó. Su alocución la concluyó de forma enérgica, como si poco habría pasado. Parte de la asistencia médica la recibió en la ambulancia del sistema 911 y, según informaron, sería trasladado a un centro médico para recibir un chequeo de rutina general. Su desmayo le dio un matiz distinto a la actividad. Los evangélicos manifestaban, entonces, el poder de Dios con más entusiasmo.
Miles acudieron a renovar su fe
El ministerio La Batalla de la Fe, que preside Ezequiel Molina Rosario, se celebró, como de costumbre viene realizándose hace 51 años, en medio de cantos y alabanzas. A la actividad asistieron miles de evangélicos de todo el país y pastores de diferentes denominaciones. Molina Rosario fundamentó su mensaje para recibir el 2015 en Deuteronomio 30:19.
El estadio Olímpico estuvo lleno. Miles de creyentes con sombrillas en mano para aguantar el sol, se congregaron para manifestar su devoción y pedir por la paz en el país. Alrededor del estadio, los comerciantes se hicieron presentes. Comidas, bebidas, bultos y hasta panderetas se vendieron en las calles del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Chequeo
Ezequiel Molina fue llevado a un centro médico, donde los doctores le revisaron sus signos vitales.
Leyes
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