Por: Alfonso Quiñones

SANTO DOMINGO. Los folcloristas dominicanos desconocen la leyenda, según la cual el merengue emergió del mar, como una dádiva de Dios, junto con la isla, en la era Mesozoica.

Se desconocen los verdaderos orígenes del ritmo nacional dominicano. No se sabe quién hizo el primer merengue. Hay quienes han dicho que el ritmo llegó de Haití. Pero eso no es cierto. El merengue, según esa leyenda desconocida, es un tesoro que se mantuvo oculto hasta que se comenzó a conformar definitivamente la nación dominicana.

Entonces saltó en el monte como un venado, alzó el vuelo como una cigüa palmera y corrió cristalina por la tierra como un río que bajaba de las cordilleras.

El merengue sí, es un tesoro que surgió con la isla, pero también es un estado de ánimo y es, endeefinitiva una cultura, así como lo es el hip hop, por ejemplo.

El merengue se toca en compás rápido y ritmo binario. Aunque algunos músicos prefieren ejecutarlo en 2 por 4, mientras otros lo hacen en 5 por 8.

El merengue está en las comidas y los sueños, en las penas y las alegrías de los dominicanos. Es el aliento de la tierra que los sostiene.