Una de las figuras más reconocidas del Mundial pasado fue el Pulpo Paul. Odiado y amado por muchos, fueron sus predicciones las más esperadas y cardiacas, incluso sobre muchos partidos de la competencia. Luego de su muerte, en el mes de octubre, el acuario donde vivió, el Sea Life de Oberhausen en Alemania, se convirtió en todo un centro turístico. Ahora, después de una cooperación entre los trabajadoras del lugar, se develó una estatua en honor al molusco de origen inglés, de más de dos metros de altura. Este monumento está acompañado de una exposición con recortes de prensa, fotografías, regalos venidos de todas partes del mundo y las urnas que utilizaba para hacer sus predicciones. Paul comenzó a ganar reconocimiento por sus pronósticos durante la Eurocopa del 2008, con un 80% de aciertos, siendo el 2010 su año más destacado. En la misma Alemania, ya ha surgido un sucesor que promete hacer historia, Paul II.