La cantante de 52 años y su novio Brahim Zaibat estuvieron la semana pasada en el hotel Soho de Berlín. La noticia no pasaría de aquí si no fuera porque, según declararon trabajadores del hotel, el establecimiento tuvo que gastar 15.000 libras (casi 18.000 euros) en reformas exigidas por la artista antes de su llegada, entre las que se incluían renovar el mobiliario de la habitación o tener a su disposición una importante provisión de un agua especial bendecida por sus consejeros espirituales.
Como una fuente explicó: "A Madonna no le gusta dormir en lugares donde otra gente ha dormido. Necesita que todo sea nuevo: cama nueva, pintura nueva, bombillas nuevas. Así que renovamos la habitación entera. Nunca nos habían hecho una petición semejante.
"Debíamos disponer también de 50 botellas de agua de Kabala para ella y su séquito.
"Y cuando al fin llegó, trajo consigo un montón de personal de seguridad que desalojaba cualquier lugar del hotel donde ella quisiera entrar".
A pesar de todas sus demandas, Madonna y Zaibat pasaron poco tiempo en el hotel y mucho en el cercano club Asphalt, festejando hasta altas horas de la noche.
Una fuente contó a la revista "Closer": "Madonna y Brahim estuvieron en el club hasta las cuatro de la madrugada. Estaban todo el rato el uno encima del otro, como adolescentes".
Un portavoz de Madonna dijo que ella "no sabía nada" de todas esas exigencias al hotel que se le atribuían.