Santo Domingo.-Luis Kenton clama por una pensión, ya que no puede moverse por sí solo ni trabajar para mantenerse, comprar sus medicamentos y pagar las terapias que necesita.

“Yo vivo en condiciones no muy buenas. Realmente he tocado fondo y estoy en bancarrota. No tengo dinero, casa, ni ajuares y vivo alquilado, por eso le pido al presidente Leonel Fernández Reyna que me conceda una pensión y de esa forma yo podré vivir una mejor vida”, dijo el merenguero.

Se la merece

Precisó que es merecedor de la misma porque ha trabajado por su país, con Los Kenton aportó a la cultura nacional y puso la bandera en alto en playas extranjeras.

Aún con su discapacidad, Luis dice que puede pintar, escribir y tiene una escuela de talentos, la que mantiene a puro pulmón, sin local, ya que no ha encontrado ayuda de ninguna índole para mantenerla y equiparla.

Sin embargo alberga una esperanza, la primera dama Margarita Cedeño de Fernández le prometió ayuda con el local para su escuela y además, hablar con el Presidente para su pensión.

Enfermedad degenerativa

Kenton padece de una enfermedad degenerativa, fruto de su parálisis, la cual no puede detener por falta de dinero para pagar las terapias y medicamentos.

Se trata de una espóndilo artrosis degenerativa, la que según sus propias palabras podría dejarlo totalmente inmóvil del cuello hacia abajo, aunque dice se ha recuperado notablemente en los últimos años.

El accidente

El sábado 29 de octubre de 1987 Tito, Luis y un amigo, a quien llamaban “Lobo”, se dirigieron como de costumbre a practicar deportes al Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.

Luis llegó un poco tarde, pues le había comunicado a su hermano Tito que se encontraba indispuesto. Ellos acostumbraban hacer diferentes deportes, lo que les facilitaba dominar sus bailes.

Los hermanos Kenton iniciaron su rutina a las 10:00 de la mañana y media hora después Luis dio un salto hacia atrás en la cama elástica y al caer de cabeza se fracturó la quinta y la sexta vértebra cervical, produciéndole una cuadriplegía instantánea.

Luis estaba consciente de lo que le había ocurrido en esa caída, por lo que desde el pavimento dio las instrucciones de cómo debían trasladarlo a un centro de salud. “Yo intenté mover un brazo, pero no pude, se cayó de inmediato, y me dije a mí mismo que realmente me había pasado algo muy serio y para que no me provocaran más lesiones al moverme, dirigí mi traslado al Hospital Central de las Fuerzas Armadas, que fue donde me llevaron”, explicó Luis

Por Fausto Polanco