Todo el mundo sabía que, este pasado martes 4 de diciembre, Shakira tenía una cita en los juzgados de Barcelona para defenderse de la demanda interpuesta por dos de sus ex empleados, el matrimonio formado por Divier Hernández y Maritza de Ávila, “por despido nulo y subsidiariamente improcedente”. Pero la artista decidió no personarse, porque no tenía en su haber la notificación pertinente, ya que fue completamente imposible localizarla en su domicilio de la Ciudad Condal.

 

En la recta final de su embarazo, la cantante colombiana, que mantiene una relación sentimental con Gerard Piqué, ha tomado la determinación de que ningún sobresalto perturbe su estado de buena esperanza. Sus extrabajadores le reclaman 150.000 euros como liquidación por su trabajo. Por su parte, Shakira les ha respondido dándoles, al menos de momento, esquinazo en los tribunales.

 

Vanitatis ha podido saber que el juicio se ha retrasado al 7 de febrero del 2013, fecha en la que con toda probabilidad ya habrá nacido el primer hijo de la cantante y el jugador del Barça. “El encuentro ha sido aplazado porque no se ha encontrado a esta señora en su residencia. Por lo tanto, el juzgado nos ha pedido que demos una nueva dirección y estamos en colaboración con los Mossos d’Esquadra para que localicen su verdadero paradero en Barcelona”, explica en conversación con este portal Antonio Torrecilla, el abogado de los extrabajadores de la colombiana en nuestro país.

 

Una situación que no se entiende porque hasta los paparazzi saben el lugar exacto en el que la mediática pareja tiene establecida su casa. Hasta hace unos días, Shakira compartía el tríplex de su novio en la céntrica calle Muntaner. Pero estos últimos días, Shakira y Piqué se han trasladado a su domicilio definitivo: una espléndida mansión en la urbanización de Ciudad Diagonal, a las afueras de la ciudad condal. En los próximos días, se le volverá a citar nuevamente.

Tarde o temprano, Shakira tendrá que verse las caras con sus exempleados o su representante legal en España. Divier Hernández y Maritza de Ávila, que así se llaman los denunciantes, manifiestan que fueron despedidos en mayo porque no supieron satisfacer los caprichos de la artista colombiana. Al parecer, Maritza estuvo 24 años al servicio de la intérprete como limpiadora y encargada de las compras.

 

 Por su parte, Divier lo hizo durante 11 años como chófer y chef. Narra éste que un día, después de más de doce horas trabajando, se negó a cocinarle un pollo a la una de la madrugada. Y ahí es donde comenzó todo. Según sus palabras, la artista entró en cólera y gritó: “Así no me sirves para nada, lárgate de aquí. Las personas que están a mi servicio tienen que hacer lo que yo les diga y cuando me dé la gana. Vete, no quiero verte, fuera de mi casa”. Más tarde, el matrimonio también denunció haber recibido amenazas después del despido.

 

Estos, que actualmente residen en Colombia, preparan su defensa asesorados por Abelardo de la Espriella, popularmente conocido como el abogado de los escándalos, ya que entre otros casos ha defendido el de la prostituta Diana Landoño, protagonista de una especie de sex-gate con varios miembros del Servicio Secreto de Barak Obama. De la Espriella ha contratado hace un mes y medio los servicios de un bufete de Fuengirola llamado Martínez Echevarría Pérez y Ferrero, donde Antonio Torrecilla, abogado actual en nuestro país de los denunciantes, trabaja.

 

Pero, mucho antes de llegar a este gabinete jurídico malagueño, de la Espriella contó con la colaboración desde España de Joaquim Maria Fàbregas, fundador de ‘Fàbregas Advocats Associats’, que no tardó mucho en desentenderse del tema. “Hace meses que no represento los intereses de estos señores  porque hubo diferencias irreconciliables en el planteamiento de la estrategia jurídica y entonces decidimos renunciar a la defensa (…) De la Espriella les dijo a sus clientes que cambiaran de letrado porque podría haber un conflicto de intereses porque yo fui uno de los dueños de F.C. Barcelona”, finaliza Fàbregas en conversación con este portal.

De momento habrá que esperar hasta febrero para saber cómo se dirime este tema.