Texas ejecuta mexicano pese a presión diplomática
jueves, enero 23, 2014
HUNTSVILLE, Texas, EE.UU. --
El mexicano Edgar Tamayo fue ejecutado el miércoles en Texas por el
asesinato de un oficial de policía de Houston hace 20 años, a pesar de
las súplicas y la presión diplomática del gobierno mexicano y del
Departamento de Estado para detener la pena capital.
Tamayo, de 46 años, recibió una inyección letal por los disparos que cegaron la vida del oficial Guy Gaddis en enero de 1994.
Cuando
un guardián le preguntó si tenía una última declaración, musitó "no" y
movió la cabeza. A medida que la dosis letal de pentobarbital comenzó a
hacer efecto, respiró unas cuantas veces y luego hizo un ronquido
ligeramente audible antes de dejarse de mover por completo. Fue
declarado muerto 17 minutos después de que le administraron la
sustancia, a las 9:32 de la noche.
Tamayo nunca miró hacia la madre de Gaddis, dos hermanos y otros
dos familiares que veían a través de una ventana. No escogió ningún
testigo propio.
Había varias decenas de policías y simpatizantes
del patrullero muerto que aceleraban sus motocicletas fuera de la
prisión antes de que dejaran ingresar a los testigos dentro de la cámara
de la muerte.
La ejecución, la primera de este año en el estado
con mayor cantidad de reos ejecutados del país, se produjo después de
que la Corte Suprema de Estados Unidos y tribunales federales rechazaron
apelaciones de último momento, y de que los funcionarios de Texas
desdeñaron los argumentos de que la detención y pena de muerte de Tamayo
estaban viciados porque no le informaron, según indica un acuerdo
internacional, que podía recibir asistencia jurídica de su país tras el
arresto.
Los abogados también alegaron sin éxito que no era
mentalmente capaz y por lo tanto no era elegible para la pena de muerte,
y que los procedimientos de clemencia del estado fueron injustos.
La Junta de Perdón y Libertad Condicional de Texas había rechazado el martes el pedido de clemencia de Tamayo.
"No
importa de dónde sea la persona", dijo Lucy Nashed, portavoz del
gobernador Rick Perry. "El que cometa un crimen despreciable como éste
en Texas, queda sujeto a nuestras leyes estatales, incluido un juicio
justo con jurado, y la pena máxima".
Las abogadas de Tamayo, Sandra L. Babcock y Maurie Levin, emitieron un comunicado tras la decisión de la Corte Suprema.
"Hoy
Texas una vez más ha demostrado su total desprecio por el imperio de la
ley y los compromisos de los tratados de Estados Unidos. En su afán de
ejecutar al señor Tamayo, el gobernador y el fiscal general
intencionalmente hicieron caso omiso de las promesas que hicieron a los
líderes de nuestra nación que de garantizarían una revisión de la
violación de los derechos consulares del señor Tamayo", dijeron.
"La
ejecución del señor Tamayo viola los compromisos de tratados (firmados)
por Estados Unidos, amenaza los intereses de política exterior de la
nación, y socava la seguridad de todos los estadounidenses en el
extranjero", añadieron Babcock y Levin.
Gaddis, quien llevaba dos
años en la policía, llevaba a Tamayo y otro hombre desde el lugar de un
robo cuando, según muestra la evidencia, el oficial recibió tres
disparos en la cabeza y el cuello con una pistola que Tamayo había
ocultado en sus pantalones.
El auto se estrelló, y Tamayo huyó a pie
pero fue capturado a pocas cuadras, todavía esposado, con el reloj y el
collar de la víctima del robo.
Funcionarios mexicanos y los
abogados de Tamayo dijeron que estaba protegido por una cláusula de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963. La asistencia
jurídica que garantiza ese tratado pudiera haber descubierto pruebas
para impugnar la pena capital por asesinato o que evitaran que Tamayo
fuese condenado a la pena de muerte, dijeron.
Los registros muestran que el consulado se enteró del caso hasta que el juicio estaba a punto de comenzar.
El
secretario de Estado John Kerry había pedido al procurador general de
Texas, Greg Abbott, que demorara la ejecución, diciendo que "podría
afectar la manera como los ciudadanos norteamericanos son tratados en
otros países". El Departamento de Estado repitió esa postura el
miércoles.
Pero el despacho de Abbott y la fiscalía de distrito del Condado Harris se opusieron a cualquier retraso.
Por lo menos otros dos reos en circunstancias similares fueron ejecutados en Texas en años recientes.
El
gobierno mexicano expresó en un comunicado tras la muerte de Tamayo que
"la importancia fundamental de este caso es que es el respeto al
derecho de acceso a la protección que brindan nuestros consulados a los
mexicanos en el exterior". A comienzo de la semana había declarado que
se oponía con firmeza a la ejecución.
Tamayo estaba en Estados
Unidos sin autorización y tenía antecedentes penales en California,
donde cumplió una pena de prisión por robo y recibió la libertad
condicional, según registros de la prisión.
Tamayo estaba entre
más de 40 ciudadanos mexicanos condenados a muerte en Estados Unidos
cuando la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Holanda, falló en
2004 que no les habían informado debidamente de sus derechos consulares.
La Corte Suprema indicó posteriormente que audiencias solicitadas por
la Corte Internacional sobre los casos de esos reos sólo eran
obligatorias si el Congreso emitía una ley al respecto.
"Desafortunadamente, esa ley nunca se aprobó", reconoció la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
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