Soy dominicano, fanático de la pelota dominicana, liceísta, vivo en
Los Minas y voy al Estadio Quisqueya, y a todos los demás estadios de
beisbol de mi país, por eso me atrevo a expresar mi humilde opinión
que espero sea acogida positivamente, y que los jóvenes deportistas
asimilen las experiencias de sus antecesores.

Y hablando de pelota dominicana me voy a trasladar a la historia como
una simple ilustración a mis queridos lectores. Siempre nos situamos
en Roma, Grecia, Italia o Francia, entre otros países considerados
como la cuna de la civilización, cuando se habla de hechos
transcendentales que han marcado para siempre la historia de la
humanidad, y normalmente cuando conversamos sobre un tema interesante,
tomamos como base lo acontecido hace siglos.


Son grandes los personajes de todas las ramas de las actividades
humanas que se han destacado a través de los siglos, tales como
filósofos, guerreros, científicos, artistas, literatos, en fin la
humanidad reconoce en ellos una fuente de conocimiento inagotable.


En tiempos modernos, cuando se habla de beisbol o pelota tenemos que
referirnos al Caribe y por obligación tenemos que mencionar a Cuba,
República Dominicana, Puerto Rico, y sus alrededores, de donde han
salido toda una gama de grandes peloteros estrellas desde juveniles,
amateur, olímpicos y de grandes ligas.

Ahora bien, el proceso natural
de la vida consiste en nacer, crecer, multiplicar y morir, de esa
misma forma los peloteros de la Liga de Beisbol Dominicana pasan por
esas etapas, dejando un legado de enseñanzas y experiencias a las
nuevas generaciones.

Actualmente estoy viendo que a solo días del comienzo de la pelota
dominicana se está dando un factor, muy cuestionado por muchos y
admirados por otros, que consiste en que esas grandes glorias de
nuestro beisbol no han aceptado que su paso a retiro es inminente, y
que deben darle la oportunidad a los nuevos talentos.

Me llama poderosamente la atención observar a esos jugadores que consideramos
cariñosamente “viejevos”, con un pasado exitoso, preparándose
físicamente como si estuvieran en sus mejores tiempos para ocupar las
posiciones más importantes en sus equipos, y curiosamente algunos
pretender actuar como si fueran las mismas estrellas del pasado, como
si estuvieran en la plenitud de su carrera.

No, así no es!!!
Voy más lejos, dicen que algunos de ellos en sus momentos de gloria,
no mostraban gestos de humildad y solidaridad con su comunidad, y ni
siquiera se interesaban por acercarse a los estadios de R.D., y mucho
menos colaborar en la comunidad con algo tan simple como firmar un
autógrafo para un niño o adulto, fanáticos del beisbol. Y en el peor
de los casos, otros han sido señalados con cuestionamientos acerca de
esteroides o mal comportamiento en la sociedad.

Claro, la misma historia que mencionamos al inicio de esta nota donde
la mayoría de los grandes líderes de la raza humana, merecieron una
segunda oportunidad para alcanzar el éxito, la interpretamos como un
mensaje de que todos merecemos esa segunda oportunidad para
recapacitar y seguir triunfando, pero de manera personal cada uno debe
reconocer cuando es el momento apropiado para pasar a un retiro
decoroso y darle la oportunidad a los nuevos relevos, que son la base
del futuro y de nuestro deporte rey.

No quiero omitir los comentarios que se escuchan sobre la Liga de
Beisbol en R.D., referentes a que la liga está buscando el balance
perfecto de mercadeo y atracción en sus torneos, que mantenga vivo el
espíritu deportivo y la competencia de todos los equipos
participantes.

Por eso es típico que incluyan novatos, estrellas,
superestrellas y añejos para el éxito del torneo tanto en lo
competitivo como en lo económico, y además reconocemos que cada
pelotero estrella del beisbol tiene su fanaticada la cual espera ver
en acción a su ídolo de todos los tiempos, sin importar la edad
siempre y cuando se mantenga en condiciones físicamente óptimas para
su mejor desempeño.
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