Luisa María Güell, en el mismo tono, 54 años después

lunes, agosto 22, 2016


 Luisa María Güell, en el mismo tono, 54 años después


Santo Domingo. Esta mujer de 76 años, canta todavía los mismos arreglos que hizo para ella hace 43 años el Cervantes de la balada, el español Manuel Alejandro.

Jorge Estévez ha sido el artífice del reencuentro con el público dominicano 15 años después de la última vez, por eso no faltó en la Sala Enriquillo Sánchez del Ministerio de Cultura, el recuerdo para don Edmon Elías.
El maestro José Negroni, al piano, dirigió la banda, donde estuvieron en la percusión Miguel Montás, en la guitarra Federico Méndez y Jeremías King en el bajo, quienes brindaron un Openning para que Luisa María Güell entrara con un popurrit que incluyó temas como Si supieras. Luego, en inglés y español I will survive, de Gloria Gaynor.

Una fila delante Waldo Ariel le mandaba fotos del concierto a los médicos en huelga. Una fila detrás, Zinaida Rodríguez y Euri Cabral con sombreritos tipo Mary Poppins disfrutaban la calidad vocal de Luisa María Guell quien cantó en tiempo de disco Nuestro juramento, de Benito de Jesús.

En la escena un ramo de rosas amarillas, un frasco de agua al tiempo, una copa vacía. Fieldback en un micrófono. Y si mañana (Giorgio Calabrese, Carlos Alberto Rossi y Víctor Merino). Lo dice muy quedamente con el piano solo de Negroni. Ella va de negro: pantalón y suéter negro atravesado por una pieza en oro. Luego Sombras y Cuando tú te hayas ido (letra de Rosario Sansores Pren y música de Carlos Brito Benavides). Que seas feliz (Consuelo Velásquez), No me vayas a engañar (Osvaldo Farrés). Después comentó “Hay temas que a uno le gustan y se enamora de ellos” y cantó Aquellas pequeñas cosas, de Joan Manuel Serrat. En ese momento Carmen Imbert Brugal miraba el celular y comentaba algo con sus amigas, emocionada.

Luisa cantó -en español y francés- del franco Michel Rivegauche, La Foule (Amor de mis amores, en español, que popularizara Edith Piaf). Movimientos lentos, para nada bruscos.
Sombras nada más (del argentino Francisco Lomuto) comenzó con su voz y la guitarra solas. Luego sumó la banda hacia el final. Muy teatral. Madreselva, el tango de Francisco Canaro.

A estas alturas a Waldo Ariel le dio calor y se quitó la chaqueta. No había aire. Ovación. De pie. Él sigue informándose en WhatsApp. Luis sale y regresa con gorra y pañoleta al cuello. Percusión y voz: “Eran las 3:00 de la tarde/ cuando mataron a Lola/... y lo unió con Burundanga (de Oscar Muñoz Bouffartique), un toque de humor. Vuelve a salir y retorna con otra a piano Confesiones junto al Sena (de Jorge Schussheim). Luego dijo dos temas hablados argentinos más bien humorísticos.

El rompimiento llegó con la banda en Libertango (Astor Piazzola). A la vuelta saludó en el público a la compositora dominicana Leonor Porcella de Brea, autora de Ay amigo mío. Acordes y ovación por Murió nuestro amor de verano. Aquí el flamante ministro de Industria y Comercio, Temístocles Montás, respingó en su asiento, y aplaudió emocionado. Ayer te vi, Hoy no hago más que recordarte y el coro inmenso: “Tu boca ha sido hecha para besarme”. Alarde de voz, en diálogo con la guitarra rockeada. People (en inglés). La Vie en Rose (Edith Piaf y Louis Gugliemi) se despidió con Cantando siempre (Felipe Campuzano). Flores y gran ovación. Y la promesa de volver.

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