Opinión: ¿Por qué el régimen de Corea del Norte provoca tanto temor?
domingo, marzo 31, 2013
(CNN)— Corea del Norte, bajo el mando de su no
probado joven líder Kim Jong-Un, ha intensificado las amenazas hacia
Corea del Sur y Estados Unidos a niveles sin precedentes y con mucha más
intensidad que nunca.
Un torrente de advertencias ha fluido del vocero norcoreano, incluida
una promesa de ataques nucleares preventivos contra Estados Unidos y
exhortos a “romper las cinturas de los enemigos locos, totalmente cortar
las tráqueas y así claramente mostrarles qué es una guerra real”.
La política de riesgo controlado, el bluff, y la
fanfarronería son elementos almacenados en su paquete de herramientas de
política diplomática, pero, ¿por qué las amenazas han crecido y qué tan
preocupados debemos estar?
¿Corea del Norte está jugando el mismo papel que siempre, o la jugada
de un arrebatado líder joven representa una nueva amenaza que no
podemos darnos el lujo de ignorar?
En algunos aspectos, hemos visto esta película antes.
Corea del Norte ha usado su bluff y
fanfarronería como una forma de autodefenderse para mantener a sus
posibles enemigos con la guardia baja, para fortalecer su control
político interno, magnificar las amenazas para promover la unidad
nacional y simbólicamente expresar su insatisfacción cuando las
tendencias internacionales no están a su favor.
Este año, factores convergentes obligan a Corea del Norte a generar
una respuesta más fuerte de lo normal frente a lo que parece una mayor
presión internacional.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar
sanciones financieras a Corea del Norte luego de las pruebas nucleares y
de satélite fue más fuerte de lo esperado, y coinciden con los
ejercicios militares de EU y Corea del Sur para mostrar la determinación
política para detener la agresión norcoreana.
El establecimiento de una Comisión de Investigación de la ONU para la
situación de derechos humanos en Corea del Norte mancha el prestigio
del nuevo liderazgo. Las respuestas exageradas de Corea del Norte
contradicen un sentido de vulnerabilidad.
Corea del Norte tiene antecedentes de probar la fuerza de cada líder
de Corea del Sur a través de provocaciones y amenazas, en un aparente
ritual que también determina su estrategia respecto al Sur.
Corea del Sur ha respondido amenaza por amenaza en semanas recientes,
para demostrarle a Corea del Norte que no será chantajeado por la
aparente ventaja nuclear de su vecino.
Los recientes reportes en medios surcoreanos de los planes para
atacar miles de estatuas de Kim Il Sung y Kim Jong Il virtualmente
garantizan que los norcoreanos se involucren en los esfuerzos por
defender y mostrar la lealtad al liderazgo de la familia Kim.
Pero la intensidad y la frecuencia de las amenazas durante el primer
año de Kim Jong Un son incómodamente altas, y generan cuestionamientos
sobre si el pequeño Kim entiende completamente las reglas de los
rituales intercoreanos; sobre si él acepta más riesgos que su padre o si
es más posible que calcule mal y detone una situación grave.
Aún más, nadie puede estar seguro de si los retos políticos internos o
la necesidad de consolidar el control político impulsan al joven Kim a
caminar en el límite.
Históricamente, Corea del Norte ha empleado métodos al estilo de las
guerrillas para provocar, con el uso de elementos de sorpresa y
ambigüedad de atribuciones para evitar riesgos de una completa escalada.
Sin embargo, si Corea del Norte decide seguir con sus amenazas a través
de la confrontación directa, eso evidenciará que algo terrible pasa al
interior de su nuevo liderazgo.
¿Cómo pueden controlarse las amenazas de Corea del Norte? El
comportamiento pasado ha mostrado que al patrón de advertencias siguen
“ofensivas encantadoras” diplomáticas diseñadas para calmar las
tensiones y recoger ganancias diplomáticas en un ambiente general de
alivio.
Aunque Corea del Sur y Estados Unidos están aburridos de este juego,
Corea del Sur ha empezado a dar a Corea del Norte oportunidades para dar
marcha atrás en medio de los ejercicios militares de primavera.
El nuevo gobierno de Corea del Sur ha separado la ayuda humanitaria
de las negociaciones por armas nucleares, y el presidente Park Geun-hye
ha retenido una rama de olivo en forma de una política de confianza, que
promete esfuerzos paso a paso para estabilizar las relaciones
intercoreanas.
Dada la necesidad contradictoria del liderazgo de Corea del Norte
porque Corea del Sur sea un enemigo y una fuente de apoyo económico,
esta parece ser la fase más complicada para lidiar con los norcoreanos
mientras su conocida estrategia de alternar entre amenazas y diplomacia
continúa con rendimientos decrecientes.
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