Indigentes decoran las calles de Santiago de los Caballeros

sábado, julio 06, 2013




Por Ámbar Mena
En un mundo x distante, donde la desigualdad está a la vuelta de la esquina, encontrarse con otra perspectiva golpea la vista de quienes transitan por las calles principales de Santiago de los Caballeros, la ciudad corazón. 

Dicen que el hambre tiene cara de arena y que aquellos que están abrigados no se acuerdan de los que padecen frío, parecido sucede en las calles del centro de la ciudad monumental donde indigentes, encerrados en su mundo habitan en las esquinas, puertas de tiendas, parques y otros atractivos de la ciudad. 

Ellos hombres y mujeres no saben distinguir cuan especial es un día de otro. En su burbuja se encierran y solo salen de ella para pedir. Esos esqueletos cargados de sensaciones y sueños frustrados tienen un corazón que late, que se emociona, ojos que lloran, pulmones que respiran tristeza y pies que caminan carreteras sin ruta, manos que solo hacen un gesto en automático( el de pedir). 

Penoso es verle como sus casa son cajas, sus sombreros fundas, el suelo sus alfombras y su entretenimiento hablar solos y ver los carros y los demás seres extraños pasarle por el lado. El estado y forma de vida sedentaria aburrida y desenfrenada los han convertido en seres creativos capaces de sobrevivir con poco y con nada.

Necesidades. Nadie ve. Nadie sabe.

Al salir el sol y al caer la noche, ellos sienten hambre, sed y frío y nadie piensa que ellos lo sienten. ¿Acaso no es el hambre una necesidad fisiológica? Si, ¿pero quien les invita un almuerzo? Nadie ¿Quién les regala ropa? Nadie. ¿Quién los vacuna contra X o Z enfermedad? Nadie.

Ese nadie que los mira tiene nombre y apellido y hasta reglamentos. Si. Ese nadie se llama autoridad pública y ministerios públicos. Y habitan en las legislaciones y les corresponden velar por la seguridad del ciudadano tal como consagra la carta magna dominicana. En ese grupo de nadie estamos todos, los buenos y malos, los religiosos y ateos, todos.

Huelen mal, comen basura, piden, tiene problemas psicológicos y físicos y como si fuese poco, no se conocen así mismos. Ellos no saben quienes son, sólo saben que deben comer a cuesta de lo que sea, dormir con cualquiera, donde sea y arropados con lo que sea.

Ellos, hombres y mujeres indigentes son rechazados por la sociedad por mal olientes por su singular y particular comportamiento. Pero esos ojos que detienen su ruta para mirarlos nunca se han cuestionado sobre el origen de cada uno de ellos. Porque es más fácil juzgar y vocearles “Locos” “malditos locos” que prestar atención a su situación y buscar ayuda.

Interrogantes ¿?
¿A donde están sus familiares? ¿Acaso no tiene dolientes? ¿Cómo se llaman? De donde vienen? Como se sienten? Ellos quieren estar así? ¿Cuáles son sus frustraciones? No lo sabemos, ni nos preocupamos por saber.

El rechazo que ellos sienten están predecible que hasta un gesto de cariño o una mirada fija les espanta, les asusta y los pone en alerta, en ataque. Acto natural y modo de defensa de ellos desde su burbuja a quien los mira.
Aunque no paguen impuestos, no consuman luz, no paguen agua y otros impuestos, ellos son ciudadanos y por nacer en el territorio dominicano también tienen derechos y deberes como cualquier otro ciudadano. ¿Pero como lo cumplen? Si los echan de los locales, si no le dan ayuda y si lo rechazan a cada instante, si nadie los escucha y tienen que pedir para sobrevivir.

Las autoridades omnipresentes
Es penoso que un país como República Dominicana que cuenta con un ministerio de obras públicas y un ministerio de salud pública aún estos seres tenga que andar en las calles y sufrir discapacidades. Es penoso verles deambular en la calle del Sol, San Luis, Estrella Sadhalá, Antonio Guzmán y la España. 

Da vergüenza que una ciudad casi cosmopolita por su ágil crecimiento poblacional y económico y con basta cantidad de turistas, todavía permita que las calles principales estén llenas de estas personas necesitadas, de estos hijos de la nada. 

¿Donde están las iglesias, los ministerios, los Síndicos, diputados, senadores, donde están todos, ó , a donde dirigen su vista día tras día? ¿A donde se fueron los valores como honestidad, humildad, amor al prójimo, solidaridad? 

Autoridades, a quienes le compete esta situación, resuelvan esta problemática, busquen solución alimentaría y de vivienda a estos seres hijos de la nada

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