OPINIÓN: Los coyotes aúllan a la puerta
miércoles, mayo 07, 2014
(CNN Español) – En
marzo, una niña pequeña murió asustada y sola en un refugio en México.
Perdida en una arriesgada travesía desde las montañas de Ecuador para
encontrase con su familia en Nueva York, a más de tres mil millas de
distancia.
La muerte de Noemí Álvarez Quilloy de 12 años de edad, pone una trágica cara humana al fracaso de aprobar una importante reforma inmigratoria en Estados Unidos.
También desestima lo
innecesariamente peligroso que se ha convertido para las familias en
ambos lados de la frontera de Estados Unidos para estar "unidas".
Desgraciadamente, la muerte de Noemí no es la primera, ni
la última. De acuerdo con la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de
los Estados Unidos, se espera que el número de menores que viajan solos
y que son capturados entrando a EE.UU. alcance 60.000 para el año que finaliza a 30 de septiembre de 2014, un aumento de 6.560 comprado con cifras del 2011.
En casos como el de Noemí, los padres pagan a "coyotes"
—traficantes de personas— para traer a sus hijos a Estados Unidos. El
camino es peligroso, ilegal y costoso: de acuerdo con el Departamento de
Seguridad Nacional de los Estados Unidos el pago a los traficantes ha
aumentado, entre los 3.000 y los 10.000 dólares para los inmigrantes de origen latinoamericano,
quienes suman un 70% de todos aquellos que intentan cruzar la frontera
desde México, según datos reportados por Alan Bersin, secretario subsecretario de Relaciones Internacionales del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados sostiene que los niños que migran se enfrentan a menudo a
abuso y violencia a manos de coyotes y de tantos otros personajes
oscuros que se cruzan en sus largas y desgarradoras travesías. En el
caso de Noemí, tanto el hombre que sus padres contrataron para traerla a
los EE.UU. como la niña fueron detenidos en México. Su muerte por
ahorcamiento en un refugio para niños fue considerado un suicidio.
A falta de una reforma inmigratoria integral, el centro de
atención debe de recaer en prevenir esta actividad. Ecuador está
trabajado con sus Consulados en Estados Unidos para asesorar a los
padres para que pongan la seguridad de sus hijos primero, antes de la
ansiada necesidad de verlos y abrazarlos de nuevo.
Pero el problema va más allá de Ecuador. De hecho, la
mayoría de las estadísticas gubernamentales de Estados Unidos sitúan a
Ecuador entre los países que tienen menor número de inmigrantes
indocumentados. De acuerdo con el Proyecto de Tendencias Hispanas del
Centro Pew, hay aproximadamente 11,7 millones de inmigrantes
indocumentados viviendo en Estados Unidos, 6 millones de estas personas,
que equivale al 52%, son provenientes de México. Aproximadamente
100.000 son ecuatorianos.
Después de la disminución de la inmigración debido a la
recesión económica (y a la percepción de menores oportunidades de
trabajo), el número total de inmigrantes indocumentados que viven en
Estados Unidos se ha mantenido estable, a pesar del número récord de
400.000 deportaciones al año y el incremento de seguridad en la frontera
llevada a cabo por la administración de Obama.
Muchos de estos
inmigrantes son padres que abrieron el camino para sus hijos y otros
miembros de su familia.
Estados Unidos ha intentado reducir la corriente de cruces ilegales —y el uso de coyotes— emitiendo una "advertencia" a
los inmigrantes que piensan en cruzar la frontera a los Estados Unidos,
que no cumplirán los requisitos para cualquier ley de reforma
inmigratoria estadounidense, por ejemplo, la amnistía.
Ciertamente, el proyecto de ley aprobado por el Senado,
rechazado desde entonces por el Congreso, proveía a 11 millones de
inmigrantes la posibilidad de obtener la ciudadanía a aquellos que
ingresaron en Estados Unidos antes del 30 de diciembre de 2011.
Por supuesto, esto no tomó en cuenta la situación de
aquellos padres que estaban en Estados Unidos indocumentados antes de
dicha fecha y quienes esperan que sus hijos sean lo suficientemente
mayores para intentar cruzar la frontera. Este era el caso de los padres
de Noemí.
Podemos hacer más en América Latina ante la escasez de la
reforma inmigratoria, lo cual es un asunto complejo sumido en política.
Por ejemplo, la economía del Ecuador se sitúa entre las que más crecen en América Latina,
según cifras de la Cepal. Después de décadas de inestabilidad económica
y política, el gobierno del presidente Rafael Correa ha hecho del país
un lugar atractivo donde vivir, trabajar e invertir.
La promesa de una vida mejor en Estados Unidos es una de
las principales razones por las cuales familias emprendieron el
peligroso viaje a la frontera. Los ecuatorianos pueden encontrarlo ahora
en Ecuador. Muchos otros países en América Latina también están
creciendo rápidamente. Debemos comunicar mejor este mensaje a nuestras
familias.
Claro que también debemos apoyar la reforma migratoria que
abre una vía humana a la ciudadanía para las numerosas familias
latinoamericanas que ahora viven y trabajan en Estados Unidos
ilegalmente. Tan solo esto puede poner fin a la tragedia y a la
violencia a la que se enfrentan cada día los niños intentando llegar a
sus familias. Intentando llegar a su hogar.
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