El encanto de Michel Camilo en el piano

jueves, febrero 16, 2017


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No se equivocaba Liszt al decir: ‘‘La música es el corazón de la vida’’. Así dejó por sentado Michel Camilo en el concierto ‘‘Solo piano’’, durante las noches que lo presentó en los dos principales teatros del país.
El pianista dominicano protagonizó dos conciertos a piano solo, el lunes y el martes, en el Gran Teatro del Cibao, en Santiago, y el Teatro Nacional Eduardo Brito, en Santo Domingo.

En la función del Teatro Nacional, el músico de 62 años regaló un millón de notas de jazz, una noche inolvidable donde conectó con la audiencia sus emociones y sentimientos.
Camilo, ganador de Grammy Awards y Grammy Latino, y quien durante su carrera artística ha grabado 24 discos, en ‘‘Solo piano” mostró una completa libertad de expresión, matices y colores.


El repertorio incluyó piezas de varios de sus álbumes, entre ellas: “El ritmo de la isla”, “Serenata de Sandra”, “Tú y yo” y “Un lugar en el tiempo”.
Desde boleros, baladas y latin jazz, un repertorio ameno, alegre e íntimo. En “Solo Piano”, el prodigioso músico compartió sus grandes éxitos musicales y anécdotas de la vida artística.
El público no esperaba tal explosión musical. Tan amplio su repertorio como su estilo; variados ritmos, texturas, matices, emociones, energía y Caribe.

En Santiago, por igual, un millón de notas de jazz rebozaron la sala Restauración del Gran Teatro del Cibao, en una noche donde el gusto por la música recibía el tributo de los aplausos dignos de una gran interpretación. El concierto comenzó con la pieza “Two much”, usada en la película del director Fernando Trueba.

Pasado unos minutos, los hombros de Camilo se movían al son de la música, su cabeza asentía y marcaba el ritmo. En pleno proscenio estaba situado el piano con el que deslumbró a todos los asistentes. Los tonos azules y amarillos predominaban en la iluminación que adornaba la noche de música clásica.

En el repertorio incluyó “Take Five”, una de las más vendidas del artista y que se hizo famosa en la época en que él nació. Al explicar el significado de esa pieza, la gente intervenía con aplausos por la emoción que transmitía con sus palabras.

La gratitud no faltó en el encuentro musical, cada palabra de Camilo era inspirada en agradecimiento por el cariño y el seguimiento de cada persona presente.  Seguía la rumba al son del piano magistral, los acordes eran altos y la fluidez de la melodía era incomparable. Mientras eso pasaba, el público expresaba “bravo, bravo...”.

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