El pasado 25 de abril, se conmemoró el 32 aniversario de la aplastante derrota militar del Ejército estadounidense en pleno corazón del desierto de Tabas, en Irán.

Hace 32 años, es decir, en 1980, un año después del triunfo de la Revolución Islámica en Irán, el gobierno de Washington, desesperado por su fracasada política, puso en marcha un ataque militar contra el país persa para liberar a un grupo de estadounidenses detenidos por cargos de espionaje.

A pesar de que el Ejército norteamericano se había preparado para tal fin, una tormenta de arena en el desierto de Tabas provocó la derrota de aquella misión conocida como “Garra de Águila” o “Delta”.

Estaba previsto que los aparatos estadounidenses aterrizaran en un aeropuerto improvisado en el desierto, desde donde se dirigirían en helicópteros hacia la capital, Teherán, no obstante, las autoridades del Pentágono se quedaron consternadas ante el estallido de sus aparatos y como consecuencia la inesperada frustración de dicha misión.

Tras la explosión de las aeronaves estadounidenses, que se cobró la vida de ocho soldados norteamericanos, las fuerzas norteamericanas dejaron los helicópteros restantes en tierra y huyeron del país persa.

El gran fundador de la República Islámica de Irán, el Imam Jomeini (P), calificó la derrota estadounidense de humillante y subrayó que “dado que Estados Unidos ha cometido esta estupidez, el pueblo noble de Irán confía en Dios para enfrentarse con sus enemigos”.

El 4 de noviembre de 1979, los estudiantes iraníes tras asaltar la sede de la embajada estadounidense en Irán lograron detener a espías encubiertos como diplomáticos que se encargaban de recoger información secreta y tramar conspiraciones con el objetivo de derrocar el naciente sistema de la República Islámica.