¿Ruptura con la Corte Interamericana de Derechos Humanos?
lunes, octubre 27, 2014
En la “Corte” de la opinión
pública dominicana parecería que el rechazo a la reciente sentencia de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CteIDH) prevalece.
Ésta es
una de las falencias del Sistema Interamericano de derechos humanos: no
ha encontrado una fórmula apropiada para promover en los Estados partes
un mejor conocimiento sobre su operatividad e importancia y ganar de su
parte, por lo menos, una parte significativa de la opinión pública. El
apego a derecho no es suficiente. En este sentido, el Sistema se
encuentra en una encrucijada.
Desde ya quiero dejar establecido que considero la sentencia
vinculante para el Estado dominicano y que el gobierno debe buscar una
fórmula para cumplir con ésta. Concuerdo con aquellos abogados (Jorge
Prats, Perdomo) que han afirmado que para ello no es necesario modificar
la Constitución.
El rechazo expresado por el gobierno a la sentencia es lamentable.
Ojalá el presidente reflexione, sin mirar las encuestas, sobre la
importancia de sus palabras en relación a este tema. Si es verdad que
como parte de su “nueva” política exterior, como recientemente ha
anunciado el Canciller, el tema de los derechos humanos ha sido elevado a
uno de sus objetivos centrales y que habrá un acercamiento con los
principales órganos internacionales de protección, en particular con los
del Sistema Interamericano, el presidente Medina debería enfocar la
sentencia en una perspectiva más amplia que el momento actual y meditar
con serenidad su enfoque.
Señor presidente, la soberanía nacional no está en la balanza: sí lo
están la imagen y la credibilidad del país, de si honra o no los
compromisos internacionales libremente asumidos y de si es verdad, como
dice el artículo constitucional 74.3 que “los tratados, pactos y
convenciones relativos a derechos humanos…tienen jerarquía
constitucional”.
Por lo menos haga una crítica constructiva a las debilidades del
Sistema Interamericano, que las hay, y proponga una alianza de su
gobierno con aquellos que creen en los derechos humanos y que buscan
mejorar el sistema. Proponga soluciones, no solo críticas o salidas
abruptas que solo irán en detrimento del país y de los órganos de
derechos humanos, que tanto beneficio han traído a los pueblos
latinoamericanos, incluyendo el nuestro.
Esta última sentencia de la Corte tiene sus raíces en una larga serie
de entuertos causados o permitidos por numerosos gobiernos previos al
suyo, pero que usted tiene que asumir por la continuidad del Estado.
Como ha escrito Rosario Espinal hasta la saciedad, los principales
responsables del estado actual de cosas somos nosotros, tanto gobiernos
como algunos empresarios, que por décadas hemos buscado mano de obra
barata y después hemos querido descartar a su suerte a estas personas y a
sus hijos.
Se pospuso por décadas la adopción de una ley de migración,
luego por años su reglamento, sobrevino la lamentable sentencia del TC y
ahora le ha tocado a usted lidiar con la acumulación de yerros. El día
de ajuste y rendición de cuentas –tarde o temprano- siempre llega.
Debe quedar diáfanamente claro: la sentencia no está dirigida al plan
nacional de regularización de migrantes, no tiene que ver con el tema
migratorio; se relaciona con la cuestión de la nacionalidad y otros
derechos conexos.
Como escribiera previamente, el error de todos
nuestros gobiernos ha sido el de permitir que lleguen casos hasta la
Corte, en vez de resolverlos a través del mecanismo de solución amistosa
ante la Comisión. Este caso estuvo sometido durante varios años a un
proceso de solución amistosa entre el Estado y los peticionarios, pero
las más altas autoridades, anteriores a su gobierno, no quisieron tomar
las decisiones políticas y jurídicas necesarias para resolver el caso.
Ahora el costo y el escándalo nacional e internacional es infinitamente
mayor.
El Sistema Interamericano de derechos humanos, que se inició en 1959,
tiene una parte de sus raíces en República Dominicana. Como Estado
fundador de la Organización de los Estados Americanos (OEA) hemos
contribuido a la creación y fortalecimiento de sus órganos de derechos
humanos, notoriamente considerados como la joya de la corona de la OEA.
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