Carmen Luz Beato
Santo Domingo
Nunca el violín, como instrumento musical, tuvo
tanta capacidad para hablar a través de una partitura de Johann
Sebastian Bach, como lo hizo de la mano de Aisha Syed, durante su visita
a la cárcel de Najayo.
El concierto se realizó con la intención de llevar un mensaje de paz, esperanza y fe a los internos: mujeres y hombres, quienes a través del nuevo sistema penitenciario tratan de cambiar sus vidas mediante el estudio de alguna carrera o cursos técnicos que les permitan insertarse en la sociedad tras cumplir sus penas.
Cuando sonaron las primeras notas de las partitas 2 y 3 de Bach, las paredes de la prisión comenzaron a impregnarse de la música de un hombre cuyo trabajo siempre estuvo dedicado a Dios y que en el violín de esta dominicana, fue capaz de transmitir tanta esperanza sin una sola palabra, para quienes detrás de las rejas muchas veces piensan que todo está perdido.
El concierto se realizó con la intención de llevar un mensaje de paz, esperanza y fe a los internos: mujeres y hombres, quienes a través del nuevo sistema penitenciario tratan de cambiar sus vidas mediante el estudio de alguna carrera o cursos técnicos que les permitan insertarse en la sociedad tras cumplir sus penas.
Cuando sonaron las primeras notas de las partitas 2 y 3 de Bach, las paredes de la prisión comenzaron a impregnarse de la música de un hombre cuyo trabajo siempre estuvo dedicado a Dios y que en el violín de esta dominicana, fue capaz de transmitir tanta esperanza sin una sola palabra, para quienes detrás de las rejas muchas veces piensan que todo está perdido.
- viernes, abril 11, 2014
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